[R]egresando a sus orígenes, ese esplendoroso pasado en el que religión y arte, ..., eran una sola realidad.
Un demonio vigila a la niña
abril de 1892
M. Vargas Llosa
Entre la religión y el arte, el arte y la religión.
¿Van de la mano, constituyen una sola cosa?
La religión como devoción y el arte como expresión. No hablo de salvación, solo de la unión de éstas dos manifestaciones, la devoción y la expresión.
El alma es una fuente contínua de expresión, de donde emana el yo soy, las emociones, sentimientos y pensamientos, inagotables e incansables, en contínuo movimiento. Pensamos y sentimos hacia aquello y aquel que nos inspira, que nos atrae, hacia quien sentimos devoción; entonces, es necesaria la expresión a través del arte, la pintura, la actuación, la danza, la poesía. Es el medio de catarsis, de liberación.
Así, expresión es liberación.
Por eso, cuando alguien pretende callarnos, a su vez, pretende condenarnos, atarnos y degollarnos, nos quita la necesidad y el deber de expresarnos para liberarnos, -sin saber que se afecta a sí mismo-, cuando pretende callar las expresiones ajenas.
Por otro lado: ¿hacia que fín o propósito me expreso, o la expresión fluye de mi fuente por fluir?
Fluye a raíz del pensamiento, del sentimiento, fuente etérea, no corpórea, manifestada en materia y plasmada en algo físico, como el cuerpo, la madera, el acrílico.
¿Y la palabra expresada es corpórea; en dónde queda plasmada, en un papel o libro?
Ya sea tangible o no, la fuente fluye, los sentimientos y pensamientos estallan si se agarran o se esconden, fluyen como aguas en canales y ríos, fluye porque no nos pertenece, le pertenece a todos, tiene que brotar.
Es hermoso si lo hacemos de manera santa y sublime, entregando lo mejor de nuestro ser, de nuestra fuente... así podré creer que religión, devoción y arte, es una sola realidad.